Egoísmo o generosidad

La sensación que experimenté cuando la directora del orfanato me puso a Claudia en brazos es prácticamente indescriptible, pero sí puedo decir que me sentí a gusto con aquella niña. No era el mismo sentimiento que cuando tenía a mi sobrino en brazos, o a los hijos de los amigos... no... fue cómo cuando llegas a casa después de mucho tiempo y ves que la mesa o la silla parecen distintas pero no lo son. Yo miraba a Claudia y decía, sí es ella, es mi hija...
Ahora, con el paso de los meses, la veo jugar y reír y me emociono, y a veces, por una milésima de segundo pienso como sería su vida si no la hubiéramos adoptado.. y entonces sí reconozco un puntito de generosidad...
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